Cada vez, y sobre todo en la firma norteamericana Sram, existen más transmisiones de accionamiento electrónico. Es evidente que son el futuro y que traen multitud de ventajas con respecto a las mecánicas.
Vamos a intentar desgranarte lo más característico de estas transmisiones que, dependiendo de la marca, poseen diferencias acusadas:
Campagnolo y Sram
Las transmisiones Super Record Wireless de Campy (de carretera) y AXS de Sram son de accionamiento electrónico completamente wireless, es decir, no poseen ningún tipo de cableado ni para el paso de la información ni de la energía. Cada elemento tiene su propia fuente de alimentación ya sea en forma de una batería propiamente dicha (en los desviadores) como de pilas tipo CR (manetas y pulsadores).
FSA y Shimano
FSA dispone del grupo K-Force WE (carretera) que emplea las señales wireless entre las manetas y la centralita que se ubica en el desviador delantero, donde también se posiciona la batería. Desde ahí hasta el trasero, tamto la información como la energía necesaria para moverlo es mediante un pequeño cable.
El sistema es casi idéntico a las transmisiones de Shimano de carretera y Gravel (Dura-Ace Di2, Ultegra Di2, 105 Di2 y GRX Di2): la mayor diferencia radica en que la batería va alojada en el tubo del sillín siendo de grandes dimensiones y, en consecuencia, de gran autonomía).
Shimano posee además varios grupos electrónicos de montaña, el XT Di2 y CUES Di2 que van siempre asociados a sus motores de eBikes Ep8 y EP6: la batería que utilizan estas transmisiones es la misma que la que alimenta el motor.
Dichas un poco las particularidades de cada marca, veremos qué nos aportan de más estas transmisiones electrónicas y si existen en ellas algún ‘pero’
1. Los grupos mecánicos sufren una disminución de las prestaciones de los cables de las marchas con las diferentes condiciones climatológicas o simplemente por el uso. Se hace necesario un constante mantenimiento (limpiando, engrasando o directamente cambiando los cables) para obtener un óptimo funcionamiento. Los grupos electrónicos, una vez ajustados, no requieren de nada más.
2. La velocidad en los cambios es mayor en una transmisión electrónica: es un hecho que el tiempo que transcurre entre que pulsamos un botón y el desviador actúa es menor que si lo hacemos con uno mecánico. A nivel prestacional, en competición cada milisegundo cuenta y, a nivel amateur, disminuyen las preocupaciones en ese sentido, lo que nos permitirá centrarnos más en otros aspectos de la conducción.
3. Un cambio electrónico siempre será más fácil de manipular que uno mecánico. La facilidad con la que los diferentes componentes responden a nuestras acciones es muy grande: un pequeño toque es suficiente para que el cambio responda.
Eso hace que en situaciones comprometidas (por ejemplo, en caminos de montaña) sea más fácil (y seguro) cambiar con uno electrónico que con uno mecánico. Como las posibilidades de la electrónica son altas, están comenzando a aparecer diferentes mandos (tipo botón o blips) que ayudan aún más en esta labor.
4. Personalización: es este apartado no hay dudas ya que se pueden configurar mediante diferentes App de teléfonos móviles. Las primeras transmisiones electrónicas requerían programas informáticos (más o menos complicados) para ajustar diferentes parámetros. A día de hoy, basta con tener en tu móvil dicha aplicación y cambiar el sentido de funcionamiento de los diferentes mandos, así como la velocidad en su actuación, por poner dos ejemplos.
5. Mayor libertad a la hora de diseñar: muchos fabricantes de bicicletas están realizando cuadros pensando en las transmisiones electrónicas, lo que les permite centrarse más en los parámetros de rigidez y comodidad (así como en el puramente estético) sin tener que pensar por dónde meter los cables de una transmisión.
Después de leer todo esto pensarás que las transmisiones electrónicas están muy bien pero que, como todo en la vida, también tendrán algún inconveniente….
1. Evidentemente el precio es el mayor hándicap: es verdad que en los últimos tiempos hemos visto en algunas marcas una pequeñas ‘democratización’ en ese sentido (especialmente Sram) y está acercando los precios a los comunes mortales pero, hoy por hoy, siguen encareciendo el precio total de las bicicletas… Eso también es un inconveniente a la hora de reemplazar algún componente en caso de rotura.
2. El quedarse sin batería es otro de los miedos: es cierto que los cambios que poseen grandes baterías son casi inagotables pero, por poder, puede que nos olvidemos de cargarlas la noche anterior y cuando vayamos a salir nos encontremos que no podemos rodar. No es un grave problema pero no nos podemos olvidar de ellas como sí se hace con los cambios mecánicos.
Fotos: Campagnolo / FSA / Shimano / Sram / Archivo GoRide