Llega el agua y con ella el barro. Y las bicicletas, en especial las Mtb, sufren de lo lindo…Y, en muchas ocasiones (no hay discusión al respecto, lo vemos en cada salida con compañeros de fatigas) las bicicletas no se han preparado.
Hay dos momentos fundamentales (y lógicos): antes de salir de ruta y después de la ruta. Y en cada momento se puede hacer algo por tener la bicicleta lo más decentemente posible: no se trata de desmontarla y revisarla como si fuéramos profesionales, se trata de chequear visualmente ciertos aspectos, mantener al día otros cuantos, preparar ciertos puntos críticos…en fin, nada del otro mundo pero que permitirán un mejor paso de tu bicicleta por el ‘crudo’ invierno.
¿Qué hacer antes de salir?
Como a la lluvia cada vez le cuesta más llegar, dejamos hasta el último minuto los preparativos. A nosotros se nos ocurren algunos puntos que has de revisar, algunos solamente al comienzo del invierno y otros en cada salida. Ahora bien, te enumeramos los siguientes porque damos por hecho que al llegar de tu ruta anterior habrás hecho los que te comentaremos en el punto siguiente….A saber:
- Neumáticos: ¿Llevas los adecuados? Si tu zona es de las que se embarran en invierno, no estaría de más que te hicieras con un juego específico. Sabemos que no es una pequeña inversión, pero lo agradecerás cuando el barro sea abundante y el agarre de tus neumáticos te permita mayores alegrías que a tus compañeros de salida. Otro punto, si habitualmente ruedas por lugares con piedra, es que disminuyas un poco (ojo, un poco) las presión de los neumáticos para aumentar el agarre.
- Transmisión: sí, hay que llevar engrasada la cadena, pero nada de pasarse, que luego se pegan de lo lindo todas las partículas del barro y se monta una pasta en toda la transmisión difícil de quitar. Toca la cadena con un dedo y si se mancha de grasa es que no necesita más. Observa otros puntos de la transmisión…. No es imprescindible pero sí recomendable que utilices aceites específicos para la humedad. La operación de engrase puedes hacerla cuando lavaste la bicicleta, pero tendrías que esperar a que se secara del todo (mejor así que no engrasarla toda mojada).
- Pedales: observa posibles óxidos que aparecerán cuando se haya secado la bici. Engrasa un poco las partes móviles. También es momento para ver cómo andan las calas de tus zapatillas.
- Revisa la tornillería: no es exclusivo del mal tiempo, nunca está de más chequear tornillos que con el uso se acaban aflojando y que te pueden dar un susto…De paso, descubrirás óxidos en sus cabezas que pueden indicar su sustitución, ya que por dentro pueden que están igual (y luego den problemas al intentar sacarlos).
¿Qué hacer al llegar a casa?
El trabajo de mantenimiento que recomendamos no es necesario hacerlo nada más llegues a casa: todos llegamos cansados y con ganas de una ducha. Pero no dejes este trabajo para el día siguiente…porque a lo mejor eso no ocurre. El lavado sí que se nos antoja fundamental nada más llegar. Te contamos más:
- Lavado: Lo primero y recomendable 100 %, como decíamos, es que laves la bicicleta. Con la suciedad aún húmeda, saldrá mejor. Los detergentes, lo más neutro que tengas y, si son específicos para bicicletas, mejor. Y a la hora de frotar, mucho ojo, ya que las pequeñas partículas de tierra pueden dañar la pintura o el barniz. Es recomendable que la seques, aunque sea quitar la mayor parte del agua, que siempre puede oxidar algo…
- Sistema de frenada: chequea bien que no se quedan partículas entre las pastillas y el disco. Existen productos específicos para la limpieza de los discos: los recomendamos para todo el año. Revisa a menudo el comportamiento de la maneta (si es consistente o no), ya que existe mucha humedad en el ambiente y hay líquidos que pueden generar algo de agua.
- Transmisión: quita toda la tierra y/o barro posible de sus componentes ya que, por su particular forma, almacena mucho (en especial el desviador trasero). Como es complicada de secar, puedes engrasarla cuando vayas a salir. No está de más que chequees espacios que quedan entre el cassette y el buje de la rueda, donde incluso a veces puede haber ramas u otros ‘accesorios’ campestres..,.
- Suspensiones: limpia con mucho esmero los retenes de ambos elementos y las barras de la horquilla y el vástago del amortiguador. Las pequeñas ‘chinitas’ de tierra son criminales….Si tienes tija telescópica, haz lo mismo.
- Puntos de giro de la suspensión: en ellos se pueden incrustar partículas, generando ruidos y deteriorando los componentes o el propio cuadro. Se minucioso a la hora de limpiar, hazte con un cepillo pequeño (uno de dientes viejo, por ejemplo) y quita todo lo que puedas…
- Baterías: tanto con las baterías de motor como las de una transmisión suelen ver reducida su capacidad con el frío, por lo que tendrás que cargarlas antes de salir. Si no vas a utilizar la bicicleta en un tiempo, desmonta la batería y almacénala en un lugar seco y con una temperatura un poco más alta que la del ambiente. Tras la ruta, no está de más que la desmontes y observes los bornes: límpialos, sécalos y engrásalos un poco. También observa el receptáculo, que esté lo más limpio posible… Así como las conexiones de carga…
- Otros puntos: revisa que tampoco se almacenen partículas de tierra en lugares como la dirección, entre la biela y el pedalier…de vez en cuando desmonta la tija y limpia tanto el tubo del sillín como la propia tija (este punto es una ‘fuente inagotable’ de ruidos). Chequea los ejes de las ruedas, que estén limpitos. Engrásalos un poco para protegerlos (y que se puedan manipular con fluidez).
A todo esto seguro que le puedes sumar algún detalle más que a nosotros se nos haya pasado…todo es importante para mantener tu bicicleta a punto y que las salidas en esta época del año (que a muchos no gusta pero que nosotros le vemos un encano especial).
Agradecimientos: Canyon Bicycles Iberia S.L.
Fotos: Archivo GoRide