Remco Evenepoel ¡Irresistible! ¿Cuántas veces lo hemos visto correr así: atacar de lejos, dejar atrás a todos y luego pedalear a un ritmo en solitario que un grupo de ciclistas no puede superar? Es el show de Evenepoel, el nuevo campeón mundial.

Inevitablemente, esta exhibición nos retrotrae a 2018, cuando un junior belga impresionó con la actuación más fenomenal jamás vista a este nivel en la Copa del Mundo de Innsbruck. “Es mucho más difícil [en la élite], más horas de carrera”, dijo Evenepoel, quien optó por no a competir en sub-23 años.

Ese año, se fijó el lema. Es que de sus casi 40 victorias como profesional, muchas fueron con este estilo, con ataques que nadie puede contestar.

En Wollongong, Australia, atacó a menos de 35 kilómetros de la meta, de los 266,9 kilómetros totales. Alexey Lutsenko se atrevió a ir con Evenepoel. Duró 10 kilómetros. En el camino hacia la gloria, Evenepoel comenzó su exposición individual.

“Fue un sueño. Es una sensación enorme… ¡Es increíble! Después de un monumento y una gran vuelta, el mundial… Es una gran temporada”, dijo Evenepoel.

 

Es decir, Lieja-Bastoña-Lieja, La Vuelta a España y ahora el Campeonato del Mundo de Wollongong. Es raro ver esto en el ciclismo. Además de una gran ventaja en el meta. Fueron 2:21 minutos  de ventaja sobre Christophe Laporte; el francés que se llevó la medalla de plata, con el australiano Michael Matthews llevándose el bronce.

Evenepoel explicó que decidió dejar atrás al ciclista kazajo cuando se dio cuenta de que era más fuerte que Lutsenko. Y por supuesto tenía que hablar de su compatriota Wout van Aert. La táctica era simple: Evenepoel tendría que atacar desde lejos para ganar, Van Aert sería el hombre adecuado para discutir un sprint: “Queríamos ser campeones para el equipo. Nos lo merecíamos”.

Francia ambiciosa

Con el bicampeón del mundo en el equipo, Francia contaba incluso con más ciclistas para seguir la senda del título, tras los dos consecutivos de Julian Alaphilippe. Fue uno de los equipos que más intentó controlar la carrera desde el principio.

Sin embargo, como explicó Romain Bardet, cuando Evenepoel atacó y el francés vio que el belga ganaba 100 metros sin que nadie respondiera, era en ese momento cuando se podía perder el Mundial.

Y de hecho, cualquier reacción fue tardía. La diferencia iba aumentando y en el pelotón no se producía una unión que redundara en una persecución digna de ese nombre. Un grupo intermedio incluso probó suerte.

El perdedor (si se puede hablar así) resultó ser Lutsenko. El podio fue más que posible. Pero a la entrada del último kilómetro, todos los aspirantes a la platas optaron por casi dejar de mirarse…¿Resultado? Se pasaron y los velocistas fueron a discutir las medallas que faltaban.

Laporte dio la plata a una Francia que fue la selección que más se movió colectivamente. Matthews, que tanto soñaba con ganar en casa, se llevó el bronce. Su segundo, pues ya había sido tercero en 2017 y segundo en 2015…Iván García Cortina entro en el mismo tiempo que este grupo, aunque tuvo que conformarse con la 11ª posición…

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