Miguel Indurain, Samu Sánchez, Aimar Zubeldia e incluso el extenista David Ferrer, así como Alejandro Valverde, ese mismo Valverde que, en un día perfecto para el ciclismo, robó siete minutos (¡sí, siete!) al registro de la mítica Quebrantahuesos…se disputó hace un mes y dejó un gran sabor de boca a todos.

Este es quizás el evento de cicloturismo más icónico de la península ibérica y, sin duda, uno de los más extraordinarios en los que puede participar un aficionado. Un total de 198 km, con un acumulado positivo de 3.500 km, entre el Pirineo español y el francés, un escenario tan bonito y tan emocionante ¡que convoca a más de 8.000 participantes a la salida! Sí, ocho mil almas, la gran mayoría a ‘leguas del tiempo’ de Valverde: 5h14.32s. ¡Pero eso no importa en absoluto!

Los ‘famosos’ están para darle un sello de excelencia al evento, ayudan a vender la ilusión, pero una vez más esta Quebrantahuesos 2023 estaba hecha de la aventura del anónimo, como el que firma estas líneas, que ya estuvo el año pasado y que en aquel momento ya tenía muy claro que volvería.

En 2022, con el aplazamiento a septiembre por la ola de calor, la carrera perdió miles de participantes y la dimensión humana que le da fama y grandeza… este año eso se ha recuperado.

De regreso en aquel 2022, el gran desafío que me dejó Nuno Margaça, de GoRide, una de las personas a las que seguí hace unos buenos diez años como periodista en una Titan Desert, fue el de volverla a correr… Nuno fue alguien que me inspiró mucho para esto del ciclismo.

Este comentario contribuye a una regla que se confirma año tras año: en caso de duda, ¡pedalea! Siempre es la mejor decisión. Si estás pensando en hacer algo…hazlo. Y, por cierto, si es posible, pedalea al menos una vez en la Quebrantahuesos. Este es el por qué.

La experiencia de viaje

Marie Blanque: 9 km de subida, con la última mitad dándonos notas de 11, 12 y 13%. Es dura y no es el paisaje más bonito, sobre todo para los que ya habían entrado en Francia por Somport, donde los Pirineos empiezan a mostrar toda su grandeza y belleza.

La Marie Blanque ya está cerca de los 100 km de carrera y es un manto de tupida vegetación. Sufrimos, vemos a los primeros bajarse de la bicicleta, pero cuando pasamos la cima, llega el premio: un horizonte verde y montañoso, hecho de pastos y bellas laderas, en un escenario casi increíble: las vacas se relajan al costado del camino, algunas lo cruzan.

Son esas postales que nos sumergen en escenarios insólitos por aquí y que en realidad nos recuerdan uno de los principales motivos que nos llevan a disfrutar del ciclismo: la experiencia del viaje. Sí, andar en bicicleta puede ser una fantástica experiencia de viaje y conocimiento. Y solo por eso, la Quebrantahuesos vale la pena.

La experiencia competitiva

¿Cuándo fue la última vez que hiciste una buena parte de una granfondo con la carretera cerrada? Pues eso es lo que ocurre en la Quebrantahuesos, que desde el inicio hasta la primera subida (Col du Somport) se alarga con caravanas de decenas de ciclistas a velocidades medias tan emocionantes como peligrosas.

Es la verdadera experiencia del pelotón. Y la salvación. Entre ocho mil participantes, siempre es posible buscar la rueda perfecta y, también, devolver algo de ayuda, por cierto. Sí, la ruta es hermosa, pero ¿a quién no le gusta ir un poco más rápido todo el tiempo?

Luego están las subidas que rompen todo, ‘sálvate si puedes’, pero cuando volvemos a las partes llanas y onduladas hay tanta gente que siempre es posible reagruparse, ¡y es que el ciclismo también es una experiencia fantástica en equipo!

Hay un ambiente de fiesta exigente, motivador, que se siente justo antes de la salida y que se multiplica después en las conversaciones en el pelotón (en el que siempre hay de tu nacionalidad entre las decenas de nacionalidades presentes).

Como dicen, es disfrutar sufriendo, o sufrir disfrutando. Y es que, en un día perfecto, prácticamente sin lluvia y la carretera casi siempre seca (lo que marca la diferencia sobre todo en los muchos km de bajada)…

La experiencia de la humildad

Por supuesto, no todo son rosas. Tenemos una buena bicicleta, zapatillas y casco de gama alta, usamos un culotte y maillot que en el mejor de los casos, te quedaban bien al cuerpo de hace 20 años. Incluso nos depilamos las piernas. Nos entregamos totalmente a los preceptos de la tribu ciclista, pensando que el paquete completo nos garantiza unos cuantos watios más de potencia.

Pero cuando estamos sufriendo en el Portalet, cuando nos pasa ese ciclista de 90 kg y luego ‘el viejo’ con una bici de 40 años, nos recuerdan que no somos ese ‘pro’ que, verdaderamente, nunca fuimos.

Y luego, en el mundo real donde no hay gel o barrita que sustituya la ausencia de un entrenamiento más estructurado, nos quedamos con nosotros mismos y nuestra mente, en un baño de humildad que nos recuerda lo esencial: ¡a entrenar!

O, al menos, no eras tan “listo” en los primeros km, que subir a 20 y 25 km/hora no es para ti, más cuando Portalet es una belleza tramposa de casi 30 km. Aparentemente fácil al principio, espectacularmente castigador al final.

La experiencia de realización

“Allez, allez allez, ya tenéis al Portalet”. Ya está, cuando por fin tenemos el Portalet y volvemos a entrar en España, solo quedan 30 km y la sensación es que hemos sobrevivido. Eso esta terminado. Todavía pasamos una pequeña subida en Hoz de Jaca, pero lo que queda de allí es la mayor fiesta de toda la carrera antes de la meta.

Cualquiera que disponga de tiempo, o que se las arregle para gestionar los suministros de esta manera, debe detenerse allí solo para sentir la calidez de un lugar que realmente está viviendo el evento. De no ser por un aguacero, la calzada mojada y un ciclista evacuado en ambulancia tras una fuerte caída, no quedaría ni un solo recuerdo triste de esta Quebrantahuesos 2023 (que sirve para recordar que pedalear siempre tiene sentido, pero sobre todo cuando regreso a casa).

Unos kilómetros después, en una carretera estrecha, los grupos se detienen para dejar pasar la ambulancia con equipo de emergencia. Siempre hay otra bicicleta pasando. Y un coche de la organización.

Y aunque no esté nuestro gran amigo ciclista, que viajó con nosotros desde Sintra, lo cierto es que siempre hay un ciclista más. Quizás esa sea la mayor virtud de la Quebrantahuesos, un lapso de ocho horas entre la salida y la llegada a Sabiñánigo: nunca nos sentimos solos.

Texto por: Filipe Santos

Más información:

GoRide Team
Todo el equipo de GoRide alimenta este sitio como si no hubiera un mañana :) ¡Preferimos todo lo que implique divertirse en bicicleta!

    ¡TAMBIÉN TE GUSTARÁN ESTOS!