La etapa de ayer viernes ha sido una especie de aproximación a las grandes jornadas alpinas del fin de semana. Un recorrido accesible y un final en un puerto de categoría especial, difícil y suficientemente selectiva, como es el Grand Colombier.

Sin embargo, Jonas Vingegaard no vio ninguna oportunidad en esta etapa. Todavía no es de su agrado. Quiere una sucesión de subidas duras y un final en alto, preferiblemente. Desde este sábado lo tendrá.

Por eso el danés del Jumbo-Visma se limitó a defender. Sabía que el escenario de la batalla estaría en la única subida y ahorró energía. Pero una vez más no pudo responder a la explosión de Tadej Pogacar en los últimos cientos de metros del Grand Colombier y, como en el Puy de Dôme, volvió a ceder unos metros a su rival, lo que supuso cuatro segundos en el camino, más otros cuatro de bonus para Pogacar: en total, ocho segundos.

Vingegaard se aferró como pudo al maillot amarillo y aún lo tiene, a pesar de haber visto reducida la ventaja de 17 a 9 segundos. Una pequeña diferencia, pero que le da confianza, ahora que por fin le llegan las etapas en las que asegura estar mucho más a gusto, las largas jornadas alpinas.

“No estoy frustrado ni decepcionado en absoluto”, comenzó diciendo sobre la pérdida de tiempo ante Pogacar. “Nuestro plan para esta etapa era asegurarnos de que la fuga lograra tener éxito hasta el final y que uno de los escapados ganara para llevarse los bonos, y eso fue lo que sucedió. Mi objetivo era mantener el maillot amarillo y estoy satisfecho. No me ha gustado la rampa pronunciada del final, así que estoy bastante contento de haber conseguido contener la desventaja de Pogacar y mantener la amarilla”, subrayó el danés.

“Tadej es más explosivo que yo y esta etapa le vino mejor. Creo que las etapas más largas y montañosas se adaptan mejor a mí. Así que estoy deseando que lleguen los próximos días”, concluyó, sereno, Jonas Vingegaard.

De hecho, Tadej Pogacar no estaba tan tranquilo ni satisfecho, a pesar de haberle cortado cerca de la mitad de la demora a Vingegaard. El objetivo del esloveno era ganar en la cima del Grand Colombier para sumar la máxima bonificación, pero de sus palabras quedó claro que pretendía ir demasiado lejos, distanciar aún más a su oponente, incluso si su ataque hubiera sido bastante tardío.

Por tanto, Pogacar se quedó con un sabor agridulce del desenlace de este periplo. “Estoy más o menos satisfecho. Tenía la intención de ganar la etapa, pero Michal Kwiatkowski estuvo muy fuerte. De todos modos, al final aún recuperé algunos segundos para Vingagaard, lo que es un resultado de etapa muy positivo”, adelantó el esloveno.

Pogacar puso a todo el equipo a trabajar para vestir el maillot amarillo durante la larga subida e incluso lanzó al ‘joker’ Adam Yates en el último kilómetro, pero Sepp Kuss, durante mucho tiempo único integrante de Vingegaard, respondió a su mejor nivel y cerró el espacio.

Además, el ritmo de los UAE, concretamente tras la salida de Marc Soler, no fue lo suficientemente intenso (ni Grosschartner, ni después Majka) para asfixiar tanto al norteamericano como al danés. En ese sentido, la estrategia de Emirates no salió bien y Pogacar lo entendió.

“El Tour aún es largo y estamos en una buena situación. Tomemos el día a día ahora e intentemos aprovechar otras oportunidades”, declaró el líder de UAE Emirates. “Fue una gran actuación del equipo. Todos deberían tener más confianza y motivación para los próximos días. Ya es una pequeña victoria en la lucha por el maillot amarillo”, dijo Pogacar.

Este fin de semana la carrera será diferente… y Vingeggard y el Jumbo-Visma tendrán que ir al ataque para… defender la amarilla.

Fotos: UAE Emirates y Jumbo-Visma Twitter

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