El ciclismo de carretera y el ciclismo de montaña constituyen un deporte de alto riesgo por la posible aparición de traumatismo craneoencefálico, ya que las caídas más graves pueden provocar en ocasiones la aparición de distintos tipos de lesiones cerebrales de este tipo, focales o difusas.

Desde el punto de vista clínico, podemos clasificar este tipo de traumatismo en tres grados: leve, moderado y grave. Y el enfoque de este artículo pretende analizar la situación desde el punto de vista de la conmoción cerebral.

Se trata de un proceso fisiopatológico complejo que afecta al cerebro, siendo desencadenado por fuerzas biomecánicas de origen traumático. En otras palabras, la conmoción cerebral puede ser causada por un impacto directo en la cabeza, cara, cuello u otra parte del cuerpo, pero con la propagación del impulso hacia la cabeza, resultando en un cambio en la función neurológica que se instala rápidamente, de corta duración y resolución espontánea.

Cabe señalar que puede haber una lesión grave sin daño externo visible, así como una lesión externa grave sin daño grave al tejido cerebral.

Conmoción cerebral: signos y síntomas

La lesión se manifiesta por un conjunto de signos y síntomas que pueden incluir o no pérdida del conocimiento. Los más comunes son:

  • Dolores de cabeza
  • Náuseas o vómitos
  • Visión doble o borrosa
  • Tinnitus en uno o ambos oídos
  • Confusión mental (no saber dónde estamos)
  • Trastornos amnésicos
  • Comportamiento inapropiado
  • Convulsión
  • Dificultad para concentrarse

La mayoría de los signos y síntomas no son específicos cuando se encuentran aislados. Sin embargo, siempre se debe cuestionar el diagnóstico de conmoción cerebral en una persona que presenta cualquiera de estas después de un traumatismo directo en la cabeza.

Es posible que no estén presentes en todos los casos y, a veces, solo aparezcan más tarde. Si aún tenemos dudas, se debe tener en cuenta acudir a un hospital para realizarnos un examen de imagen. La TC (tomografía computarizada), por ejemplo, sirve para excluir lesiones intracraneales y cervicales.

Sin embargo, no siempre es necesario recurrir a exámenes. Un traumatismo leve, sin complicaciones, y en presencia de una evaluación médica experimentada y adecuada, hacen innecesarios dichos exámenes…

Pero hay situaciones en las que se considera urgente realizar un examen. Ejemplos:

  • Fractura de cabeza
  • Deformidad de la cabeza en el lugar del trauma.
  • Deterioro del estado de conciencia después de un trauma.
  • Signos neurológicos focales
  • Confusión durante más de media hora.
  • Pérdida del conocimiento durante más de cinco minutos.
  • Vómitos persistentes o aumento de dolores de cabeza.
  • Presencia de sangre o líquido cefalorraquídeo en la nariz o los oídos.
  • Movimientos convulsivos.
  • Más que una conmoción cerebral.
  • En todos los niños con traumatismo craneoencefálico.

Qué hacer después del diagnóstico

Si se sospecha una conmoción cerebral, debemos buscar ayuda especializada lo antes posible, para que la persona pueda ser retirada del lugar con los cuidados adecuados en la columna.

Luego se deben realizar evaluaciones sistemáticas en una sala adecuada, incluidas las vías respiratorias, la función respiratoria y circulatoria, la columna cervical y la función cognitiva y neurológica. Todas las personas inconscientes deben ser transportadas al hospital, manteniendo la protección de la columna hasta que se descarte cualquier lesión.

Cuando el diagnóstico es obvio, la persona debe recibir atención médica y ser monitoreada periódicamente para detectar signos de deterioro o señales de advertencia que indiquen daño cerebral. Esto es muy importante durante las primeras 24 a 48 horas.

Cuando el diagnóstico no es seguro y tenemos dudas se debe aplicar el siguiente protocolo. Este consiste en revisar:

  • Lista de verificación de síntomas.
  • Evaluaciones de funciones cognitivas y neurológicas.
  • Pruebas de equilibrio.

¿Cuándo volver a entrenar?

Dejar que un deportista vuelva a entrenar o competir es una de las decisiones más difíciles para el médico. No existe un tiempo fijo específico ni adecuado, debiendo ser individualizado para cada deportista.

Las directrices recomiendan que sólo puedas volver a entrenar cuando te hayas recuperado por completo de todos los signos y síntomas relacionados con la conmoción cerebral. Si tienes dudas y aún tienes síntomas, no debes entrenar.

Hasta su total recuperación, el deportista deberá descansar tanto física como psicológicamente. Se debe evitar leer, jugar a videojuegos, utilizar el ordenador, conducir, etc…

También se aconseja evitar el consumo de alcohol, el uso de analgésicos, antinflamatorios y sedantes, ya que pueden exacerbar los síntomas, además de retrasar la recuperación o “enmascarar” el deterioro.

Con la regresión de los síntomas se puede volver a entrenar de forma paulatina, bajo vigilancia de cualquier reaparición de los síntomas, iniciando un programa de rehabilitación que comienza con ejercicio aeróbico ligero.

Podrán seguir ejercicios relacionados con el deporte en cuestión, entrenamiento específico sin contacto físico, práctica del deporte sin restricciones y, finalmente, recuperación completa. Para avanzar a cada una de las siguientes fases, el deportista deberá permanecer completamente asintomático en cada una de ellas.

El proceso suele tardar alrededor de una semana en completarse, por lo que normalmente este es el periodo de tiempo en el que no se debe permitir al deportista realizar su actividad deportiva. Pero puede haber excepciones.

Sólo aquellos con conmociones cerebrales leves podrán volver a entrenar el mismo día, y esta decisión sólo se recomienda para atletas profesionales altamente competitivos que cuenten con asistencia médica en el lugar.

Los atletas más jóvenes deben ser tratados con mayor precaución, ya que pueden tener menos tolerancia cerebral a las conmociones cerebrales.

Si volvemos demasiado pronto…

Existen riesgos relacionados con volver demasiado pronto al entrenamiento o a la competición:

  • Mayor riesgo de lesiones.
  • Síndrome del segundo impacto (muy peligroso).
  • Convulsiones.
  • Prolongación de los síntomas.
  • Encefalopatía traumática crónica.
  • Problemas mentales (por ejemplo, depresión).

Sin embargo, un gran porcentaje de atletas no informan síntomas después del trauma, momento en el que el peligro de muerte súbita después de otra lesión en la cabeza debería ser motivo de preocupación.

Generalmente no se producen daños estructurales. Entre el 80 y el 90% de las conmociones cerebrales se resuelven en un plazo de siete a diez días, y el período puede ser más largo y severo en niños y adolescentes, ya que el cerebro es más vulnerable.

El diagnóstico inmediato es difícil, no sólo por la presencia de signos y síntomas sin especificar, sino también por el mantenimiento de un habla aparentemente normal por parte de la persona/atleta (lo que no excluye una lesión cerebral) y la frecuente ausencia de pérdida de conciencia.

Sin embargo, en una lesión cerebral (hematoma subdural) puede tardar algún tiempo en aparecer los síntomas, lo que dificulta el diagnóstico inmediato.

El efecto acumulativo

Las conmociones cerebrales repetidas pueden causar daño cerebral acumulativo, que puede ocurrir después de fuerzas de impacto más pequeñas. Además, los síntomas pueden persistir durante más tiempo y eventualmente conducir al desarrollo de demencia.

Gonçalo Barradas

Existe cierta evidencia de una mayor vulnerabilidad a la demencia en sujetos con múltiples conmociones cerebrales.

Otra afección poco conocida pero potencialmente mortal, llamada síndrome del segundo impacto, ocurre en atletas que continúan en bicicleta después de sufrir una primera conmoción cerebral.

Durante el ciclismo, una segunda lesión cerebral, que puede ser incluso discreta, desencadena una condición en la que el atleta normalmente no pierde el conocimiento inmediatamente, queda aturdido y unos segundos o minutos después se desmaya, potencialmente cayendo en coma y muriendo inmediatamente.

Algunos factores que influyen en la gravedad de la conmoción cerebral:

  • Síntomas: número, duración (más de diez días) e intensidad.
  • Signos: pérdida prolongada de conocimientos (más de un minuto, amnesia).
  • Secuelas: convulsiones.
  • Perfil temporal: frecuencia, intervalo entre episodios, proximidad al último episodio.
  • Umbral: repetido, con menor fuerza de impacto y recuperación más larga.
  • Edad: niños y adolescentes (menores de 18 años).
  • Dos o más enfermedades (comorbolidad): depresión, hiperactividad, alteraciones del sueño.
  • Medicación: terapia psiquiátrica, anticoagulantes.

No sólo los médicos sino también otros profesionales, entrenadores, deportistas, familiares y amigos ciclistas (que muchas veces son los únicos presentes en el momento de un posible traumatismo craneoencefálico…) deben tener los conocimientos necesarios para reconocer una conmoción cerebral, lo que puede prevenir futuras lesiones o incluso la muerte del deportista.

El mejor consejo de todos y uno que siempre debe estar presente: usar siempre casco. Es recomendable invertir en un modelo de alta gama.

N. de la R.: GoRide estableció una colaboración con GB Clinics Sports, en Lisboa, una clínica especializada en la recuperación de lesiones deportivas. Gonçalo Barradas es uno de sus médicos especialistas que ha colaborado en la realización de este interesante artículo.

Texto: Gonçalo Barradas

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