A todos nos llevan contando, desde que la vida saludable hizo acto de aparición en nuestras vidas, que la bicicleta era un medio de transporte sostenible, saludable y económico. Y que, además, ofrecía múltiples beneficios tanto para las personas como para el planeta.

Por otro lado, la bicicleta tiene una importancia añadida en el campo o montaña ya que puede facilitar el acceso a servicios esenciales, promover el turismo (ayudar al impulso de la economía en lugares prácticamente abandonados), así como contribuir a la conservación de la biodiversidad.

El pasado 11 de diciembre fue el Día Internacional de las Montañas, una fecha muy señalada que diferentes ‘actores’ del sector de la bicicleta no han querido dejar pasar para dar su opinión y analizar diversos puntos de lo que puede aportar el ciclismo de montaña.

Uno de esos ‘actores’ es la Ambe (Asociación de Marcas y Bicicletas de España). Y dentro de la Ambe nos encontramos con el secretario general, Jesús Freire, que valora muy positivamente los beneficios que tiene practicar deporte al aire libre y por supuesto los económicos que supone esta actividad para las poblaciones ubicadas en zonas de montaña: “Los beneficios son muy evidentes, por eso hay que fomentar la promoción del deporte y el cicloturismo en zonas de montaña: impulsando el turismo activo, sostenible, saludable y desestacionalizado. De hecho, y así lo demuestra el informe que AMBE publica anualmente, la bicicleta de montaña es una de las más populares entre los usuarios en España”.

“Para que el monte sobreviva tiene que tener actividad, y la bicicleta juega un papel fundamental para lograrlo” (Julio Carrión, Asociación Ciclistas de Montaña de la Comunitat Valenciana).

Los ciclistas de montaña tenemos (o deberíamos tener) algo especial con respecto a otros ciclistas: y es que, por norma, aprendemos valores que nos aporta el estar en contacto con la naturaleza, una especie de instinto de protección al medio por el que nos movemos, por lo que está en nuestras manos poder seguir disfrutando de él, aunque creamos que hemos perdido esa batalla.

Porque posiblemente a muchos usuarios de la bicicleta de montaña les suene raro esto que decimos, pero los que practicamos ciclismo en lugares masificados estamos viviendo una constante prohibición de nuestra pasión: se nos cortan caminos constantemente, algunos otros usuarios de los caminos, sabedores de ello, se toman la libertad de increparnos; por no hablar de las trampas que nos ponen para evitar que circulemos por algunos senderos.

Y eso que, constantemente, se hace ver que el deporte de montaña en general, y el ciclismo en particular, genera un tipo de turismo que ayuda a luchar contra la despoblación. Son cada vez más las poblaciones que han sabido sacarle provecho a este tipo de turismo y han notado un incremento de su dinamismo económico.

“Cuando hablamos con los vecinos con los que hemos trabajado nos aseguran que, de todas las medidas que han tomado para que sus montes estén bien conservados y que les ayude a fijar población, el turismo deportivo es de los que mejores resultados les ha dado, sin duda”, comenta Julio Carrión de la Asociación Cicilistas de Montaña de la Comunitat Valenciana. Y no se olvida de la importancia de la bicicleta eléctrica, tan denostada por muchos “iguala a los diferentes niveles y ayuda a que las personas con lesiones a seguir utilizando la bicicleta en cualquier lugar, lo que repercute en que cada vez sean más los perfiles que se unen a utilizarla en la montaña”.

Desde nuestra humilde opinión, la bicicleta de montaña goza de buena salud y está en manos de todos que podamos seguir disfrutando de ella. Los responsables de las administraciones, de las asociaciones ecologistas y de las propias del ciclismo, deberán hacer su trabajo y entenderse para poder tener la mejor convivencia posible y que el ciclismo de montaña sea visto como un factor positivo al desarrollo rural, y no como un enemigo.

Pero nosotros también tenemos ‘trabajo’ por delante: hacernos respetar. Y para ello, lo primero que hemos de hacer es respetar: que no haya ni un solo usuario del monte que pueda criticarnos por pasar a toda velocidad junto a él, por echar del sendero a alguien, por no dar las gracias si nos ceden el paso, por tirar basura como si otra persona fuera a recogerla, por molestar a la fauna, por destrozar la flora…. Son gestos INDISPENSABLES que debemos realizar, una forma de contribuir también a que nuestra presencia con las dos ruedas por los caminos se perpetúe.

Fotos: Archivo GoRide

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