“Todos me siguen preguntando qué esperar el sábado. Bueno, podemos esperar una carrera larga y difícil: Milán-San Remo es una de las carreras más fáciles de terminar, pero una de las más difíciles de ganar. Estaremos fuertes y haremos nuestro mayor esfuerzo “, dijo Tadej Pogacar poco antes de volver a casa tras su segunda victoria consecutiva en la Tirreno-Adriático, para descansar y preparar el primer monumento de la temporada 2022.

Tadej Pogacar tendrá un equipo construido para el objetivo de ganar la clásica Transalpina. Por tanto, tanto Matteo Trentin, que abandonó la París-Niza con una conmoción cerebral, como los velocistas Fernando Gaviria y Pascal Ackermann quedarán fuera de la plantilla del UAE Emirates, que contará con una formación pensada para sentar las bases de la ofensiva del ciclista esloveno en la parte final de la carrera.

Davide Formolo, Diego Ulissi, Jan Polanc, Oliviero Troia, Alessandro Covi y el novato Ryan Gibbons se alinearán junto a Pogacar en el velódromo Vigorelli de Milán, a partir del sábado por la mañana.

“Es una de las carreras más difíciles de ganar, sobre todo para mí, quizás la más difícil”, añadió el esloveno. “Veamos el final. Cipressa no es tan empinada como para marcar la diferencia. Está Poggio, pero muchos corredores pueden vencerlo en la parte delantera, incluidos algunos velocistas, incluso si se hace a alta velocidad. Después de esta subida, la carrera se decidirá en un sprint o por alguien que intenta un ataque tardío..es muy difícil. No tengo las mejores opciones de ganar, hay otros que tienen más… Por supuesto, si tengo la oportunidad, lo intentaré”, explicó Pogacar .

A pesar de que el líder del UAE Emirates ganó la Strade Bianche con un ataque y una escapada solitaria a 50 kilómetros de la llegada y que en la pasada Milan-San Remo había ganado con ‘jugadas’ similares, una de estas en la Milán, aunque realizada por Pogacar, de quien casi todo se ha visto, sigue siendo bastante improbable.

Se espera que el UAE  ‘explote’ la carrera en Cipressa, una subida de longitud media (5,4 km) y pendiente media moderada (4,1 % – incluidos los primeros 3,3 km al 5 % y los 2,1 km solo al 2 %), imponiendo un ritmo en un nivel muy superior al que se vio en esa subida en ediciones más recientes de este clásico- para eliminar a la mayoría de los velocistas y preparar un ataque de Pogacar cerca de la cima.

Allí, un pequeño grupo podrá escapar del pelotón y seguir corriendo en el enlace corto (9 km) a Poggio, más corto y menos empinado (3,7 km al 3,7% de media), pero con más dureza y donde el cansancio de casi 290 km y el Cipressa todavía apenas recupera el aliento, y donde Pogacar puede volver a atacar, con el objetivo de deshacerse de corredores como Wout van Aert (Jumbo-Visma) y otro que le puede ganar en una final al sprint en Via Roma.

“Un ataque de larga distancia en la Milán-San Remo sería algo especial, pero no creo que sea probable. Sin embargo, quizás en Cipressa se podría hacer…”, admitió Pogacar.

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