La 120ª edición de la París-Roubaix, Monumento que también recibe el apodo del “Infierno del Norte”, no dio tregua ni a los ciclistas más atrevidos ni a los más experimentados… una vez más.

Basta ver algunos de los muchos videos disponibles en las redes sociales en este momento para ver dos hechos: este fue otro año en el que las cosas fueron muy, muy rápido; y, por otro lado, que hubo muchas caídas, mala suerte, pinchazos, dolores, lágrimas… Alegrías y desilusiones.

Los míticos sectores de empedrado resbaladizo logran sacar a relucir las debilidades tanto físicas como mentales. Creemos que no hay ciclista profesional que no le tenga “miedo” a esta carrera, lo que hace que para muchos, el simple hecho de cruzar la línea de meta en el velódromo André-Pétrieux (en Roubaix) sea la mayor victoria. Siempre sufriendo, por supuesto.

Entre los que aguantaron hasta el final sin verse envueltos en problemas técnicos o caídas, el desgaste mental puede ser la prueba de la dureza de la carrera. Y, una vez más, no faltan las cicatrices en el cuerpo de los que tuvieron peor fortuna…

Prueba de ello puede ser lo que compartió el UAE-Team Emirates, al igual que otros equipos. Arriba vemos las marcas de la fuerza despiadada de los sectores empedrados en manos de uno de los integrantes de la formación…

Al final quedan los recuerdos, las marcas en el cuerpo, los rasguños y cortes, las ampollas, el sabor a conquista y el consuelo de la familia… Como el campeón olímpico Greg Van Avermaet, que recupera fuerzas con su hija en brazos. Fíjate en el Twitter oficial de la carrera y de los muchos equipos que estuvieron presentes en el pelotón, hay tantas historias al buen estilo Paris-Roubaix…

Imágenes: Paris Roubaix Facebook

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