“Algunos decían que el Giro se decidiría por minutos, pero no debería ser así. Cada segundo cuenta. La penúltima etapa será realmente decisiva”, dijo el líder del Bora.

Jai Hindley corre definitivamente por el maillot rosa en este Giro, y los tres segundos que le separan de lucir el ‘símbolo del liderato’ de la ronda italiana, por ahora en manos de Richard Carapaz, dejan abierta la victoria final a cuatro etapas de la final en Verona el próximo domingo.

Este miércoles, el australiano del Bora-Hansgrohe, que marcha segundo en la clasificación general, finalizó la 17ª etapa a rueda del ecuatoriano del Ineos Grenadiers, ambos con el mismo tiempo. Invirtieron las posiciones del día anterior, cuando Hindley logró, con el tercer puesto, adelantar cuatro segundos y acercarse a Carapaz.

“Hoy estoy cansado por la etapa de ayer (martes) que fue dificilísima. Anduvimos muy rápido. Hoy también nos costó en la última subida, pero el nivel entre Landa, Carapaz y yo es casi igual”, comentó ayer el corredor

“Es más difícil marcar la diferencia cuando una etapa de montaña no termina alta. Por lo demás, hoy (miércoles) no ha sido la etapa más selectiva, pero estoy contento de haber conseguido aumentar la distancia con otros corredores”, dice Hindley, refiriéndose, en particular, a João Almeida, que perdió más de un minuto con el primero.

“Algunos decían que el Giro se decidiría por minutos, pero no debería ser así. Cada segundo cuenta. La penúltima etapa será realmente decisiva”, dijo el líder del Bora.

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