En Ambe muestran una cifras muy contundentes: el crecimiento en la venta de las bicicletas eléctricas en los últimos tres años ha sido tal que, actualmente, existen en nuestro país más de 900.000 unidades circulando…
“Los estudios más recientes reflejan que quienes usan la bici eléctrica lo hacen más a menudo y para distancias más largas, lo que tienen un impacto enormemente positivo en la salud (actividad física más a menudo, suave y prolongada) y para el medio ambiente (muchas familias sustituyen el segundo coche por una bicicleta eléctrica) lo que contribuye a la reducción de gases de efecto invernadero”, aseguran desde la Asociación.
“Las baterías dañadas pueden, bajo ciertas circunstancias, incendiarse espontáneamente o volverse inestables y explotar cuando se calientan” (Carlos Rodriguez de Asecos)
Uno de los problemas que rápidamente han percibido diferentes protagonistas del sector ha sido la problemática con el almacenamiento de las baterías de iones de litio: tiendas de bicicletas y talleres disponen de un número de unidades lo suficientemente alto como para, en una catástrofe (léase, incendio), los gases emitidos por la combustión de dichas baterías pueda ser altamente nocivo para la salud.
Pero no solamente en una catástrofe nos podemos encontrar con dicho problema: el proceso de carga de las baterías es, por estadística, el momento en el que más incidencias se producen, dando a veces como resultado pequeños ‘fuegos’ que puedan producir males mayores.
En Ambe contactaron con la empresa Asecos que es una especialista en el almacenaje de sustancias peligrosas; rápidamente encontraron la solución en uno de sus productos estrella, el armario Q-Line, un componente que se muestra ideal para pequeñas tiendas y talleres.
“A pesar de que hoy en día las baterías de litio son sistemas de almacenamiento de energía bastante seguros y que los fabricantes hacen el máximo posible para garantizar la calidad y la seguridad de todos sus componentes, la realidad es que el uso diario de esas baterías puede ocasionar determinados daños, bien por una mala utilización del usuario, bien por algún defecto o daño de la batería”.
“De hecho, las baterías dañadas pueden, bajo ciertas circunstancias, incendiarse espontáneamente o volverse inestables y explotar cuando se calientan. Sin ir más lejos el año pasado se produjeron en Alemania alrededor de 60.000 incendios causados por fuego eléctrico. De esos 60.000 incendios, aproximadamente el 10% tuvieron relación directa con las baterías de litio”, comenta Carlos Rodriguez de Asecos
No obstante, desde la propia Asecos, nos dan 3 recomendaciones básicas que todos los usuarios deberíamos seguir para el correcto uso de nuestra batería:
1.“Es de vital importancia saber qué precauciones hay que tomar a la hora de manipular, almacenar o cargar las baterías de las e-bikes. Una de nuestras recomendaciones es leer detenidamente las indicaciones de seguridad que los fabricantes incluyen en el manual de instrucciones de las bicicletas eléctricas para hacer un uso adecuado de las baterías”.
2.“Otra recomendación es la de revisar periódicamente el estado de la batería, especialmente en el caso de sufrir una caída o un golpe con la bicicleta. En estas situaciones es importante comprobar que la batería no esté dañada antes de ponerla a cargar. Si la batería se calienta en exceso o se hincha conviene desecharla inmediatamente y sustituirla por una nueva, ya que es un claro indicio de que algo no va bien“.
3.“Evitar dejar la batería expuesta al sol durante tiempos prolongados, ya que las altas temperaturas y las fuentes de calor pueden provocar serios daños en las baterías, especialmente durante los meses de verano. También es conveniente usar siempre baterías y cargadores originales y homologados y no dejar cargando la batería toda la noche o de forma desatendida durante el día”.
Fotos: Archivo GoRide // Trek
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